Los años previos a la Revolución Francesa requerían un arte diferente del Barroco y Rococó que eran los que estaban en el momento. Este es el Neoclasicismo y David es su máximo exponente pictórico. Pudiéndose considerar El juramento de los Horacios como la primera de las pinturas de este movimiento.
Esta obra se basa en la tragedia de Horace (Corneille) que está inspirada en la historia de Tito Livio en la que los tres hermanos Horacios juran ante su padre lealtad al estado y ponen a disposición su vida para defenderlo. David no pretendía tratar el hecho histórico en sí, sino difundir el sentido del deber hacia la práctica, poniendo como ejemplo a los Horacios. Por ello, eligió el momento del juramento como el instante en el que más orgullo patriótico se transmitía.
Para llevar a cabo la obra David utilizó líneas rectas para los personajes masculinos y líneas curvas y onduladas para los femeninos. Se muestra un cromatismo en todo el dibujo con colores brillantes y claros, predominando los tonos rojos, grises y ocres. En el centro de la escena, resalta el rojo de la túnica del padre, como símbolo de intensidad del momento concreto. La luz que llega por la izquierda proyectando sombras de los hermanos hacia el padre y las mujeres, es de clara inspiración caravaggiesca.
Como composición general los tres arcos del fondo dividen el lienzo en tres zonas: a la izquierda, los tres hermanos; en el centro, el padre; y a la derecha, las mujeres y los niños. Los distintos grupos de personajes están juntos, pero sin llegar a tocarse físicamente entre ellos. Esto muestra la presencia constante del número tres en la obra: tres arcos, tres espadas, tres hermanos, tres mujeres.
La colocación de los diferentes elementos se realiza a partir de formas geométricas. Los hermanos y el padre, al ser aproximadamente del mismo tamaño, un rectángulo; por otro lado, las piernas de los hermanos y las del padre, las mujeres llorando y la que protege a las niñas formas diferentes triángulos. La energía de los hombres se enfrenta al abatimiento que desprenden las mujeres. La estancia en la que tiene lugar la acción está vacía de motivos decorativos, además las columnas son de orden toscano, con carácter austero.